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Lesión Meniscal en Padel

por Francisco García

En este artículo abordaremos una de las lesiones traumáticas de la rodilla más frecuentes en el pádel.

Lesiones Meniscales

Los meniscos son dos láminas de fibrocartílago que se apoyan en la cara articular de la tibia: el menisco medial o interno tiene forma de “C” y el menisco lateral o externo tiene forma de “O”. Su función es ayudar a la congruencia articular formando una almohadilla elástica entre el fémur y la tibia, que además amortigua y absorbe las cargas que pasan a través de la articulación de la rodilla.

El MECANISMO DE LESIÓN en el pádel es similar a otros deportes, siendo más frecuente la lesión del menisco interno que el externo. Se produce de dos maneras:

  • Rotación de la rodilla con la pierna apoyada en semiflexión, que generaría un cizallamiento y una ruptura longitudinal o transversal. Por ejemplo, cuando hacemos un movimiento brusco de la rodilla cambiando de dirección en la pista.
  • Hiperextensión o Hiperflexión de la rodilla, provocando un desgarro de las astas posteriores o anteriores. Por ejemplo, cuando intentamos hacer una volea baja en la red y perdemos el equilibrio en el apoyo donde la flexión de rodillas es máxima.

En cuanto a los SÍNTOMAS serían dolor muy intenso en la interlínea articular femorotibial, derrame articular que suele aparecer a las pocas horas de la lesión y bloqueo articular en algunos casos. Con el tiempo suele acompañarse de una hipotrofia muscular del cuádriceps inducida por el desuso debido al dolor continuo.

El DIAGNÓSTICO es fundamentalmente clínico ya que con una buena exploración lo tendríamos claro; pero normalmente nos apoyamos en un diagnóstico por imagen como es la Resonancia Magnética de Rodilla.

El TRATAMIENTO inicial serían sesiones de 15-30 minutos para potenciar la musculatura del cuádriceps, con ejercicios isométricos y de contracciones excéntricas, siempre colocando frío tras las sesiones; son muy útiles las famosas ‘bolsas de guisantes congelados’ ya que se adaptan muy bien a la articulación. Es recomendable no aplicarlas directamente a la piel para evitar una quemadura, por lo que usaremos una toalla pequeña. Si en 3 semanas no mejoran los síntomas, debemos pensar en pasar por el quirófano para la realización de una artroscopia reparadora. Esto puede dejarnos fuera de las pistas alrededor de mes y medio aproximadamente, siempre y cuando, llevemos a cabo una buena rehabilitación postoperatoria.

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